Este periodo vislumbra lo que fue una guerra estratégica, política y científica. Se dio una disconformidad entre ambas naciones tanto en la creación de nuevas tecnologías y armamento, como en la conquista del espacio exterior. Si bien las condiciones en los tiempos de la Guerra Fría eran otras, la división geopolítica imperante en el mundo dependía del dominio de la extinta URSS (modelo de referencia para futuros estados socialistas) y Estados Unidos. La actualidad muestra que dicha atribución no está tan marcada como en aquella época, pero los hechos recientes muestran que el fin de la beligerancia dista mucho de ser un caso cerrado. Está claro que las diplomacias entre Rusia y Estados Unidos se encuentran en una posición delicada, los diferentes movimientos estratégicos dan a pensar que la guerra sigue latente, la tensión entre una nación y otra ha escalado más de la cuenta. El caso de Edward Snowden, la situación en Siria y la crisis de Ucrania han inducido a que las relaciones entre EEUU y Rusia comiencen a recordar a los años duros de la Guerra Fría; esperando ese momento que acabe con los años de pactos y negociaciones que han sostenido, pero sus intereses contrastados suelen impedirlo, y eso crea tanto riesgos como oportunidades para terceros.
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